Dirección Especial de Malariología: Una idea de Gabaldón que salvó vidas

Gabaldón y sus estrategias, como la Dirección Especial de Malariología, fueron vitales para la lucha contra la malaria en Venezuela.

Carlos Enrique-Dirección Especial de Malariología: Una idea de Gabaldón que salvó vidas

En reiteradas oportunidades se ha dejado clara la magnitud de la hazaña que logró el médico trujillano Arnaldo Gabaldón en su lucha contra la malaria; sin duda un profesional que aprovechó su salida del país para especializarse y luego contribuir con sus conocimientos en la lucha de una enfermedad que se cobraba la vida de los venezolanos por hora.

Desde el mismo Congreso del país se denunciaba que cada tres horas moría un venezolano a causa de la malaria, lo que llevó incluso a aprobar una ley contra el paludismo; fue allí cuando el doctor Gabaldón comenzó a pensar cuál podría ser el paso adecuado a seguir para hacer efectiva la lucha contra la enfermedad.

Es así como se crea la Dirección Especial de Malariología que entre sus planes estuvo la distribución organizada de la quinina; la idea era que cada ciudadano se convirtiera en un distribuidor de esta pastilla que ayudaba en la lucha contra la enfermedad.

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En la primera iniciativa se sumaron docentes, jefes civiles, hacendados, párrocos y muchísimas otras figuras; además, la dirección creada por Gabaldón se encargó de formar a personas que tuvieran la capacidad de ser visitadores urbanos y rurales, en unos cursos que llevaban solo cuatro meses realizarlos.

Pero la acción también trascendió a los medios, que siempre han sido una herramienta fundamental para comunicarse con las masas, sobre todo en circunstancias como estas; por ello se estrenó "Tijeratazos sobre la Malaria" que no era más que un boletín sumamente importante que era traducido por Gabaldón y relataba los avances que se tenían hasta el momento sobre esta patología; era la única de este tipo en toda América Latina.

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Otra de las medidas que se tomó para la época de la mano del médico trujillano fue la limpieza de las aguasSin embargo, para el año 1940 se tomó en cuenta la llegada de una segunda ola de malaria, era necesario importar al menos 12 toneladas de quinina pero la guerra de la época hacía de esto una tarea difícil, por lo que solo se lograron ocho toneladas con las que de cierta forma se pudo sobrellevar la situación.

Fue en ese momento cuando Gabaldón entendió que no solo bastaría con la pastilla, que lo importante era acabar con el animal que produce la enfermedad, por ello inician las fumigaciones con materiales usados en África y la India, estos tienen un efecto de solo tres días, pero contribuyen en la lucha.

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