José María Vargas, el retrato de los médicos venezolanos del siglo XXI


A pesar que el día de los médicos se conmemoró ya hace varios meses, estos días de pandemia sirven para recordar la inigualable labor que estos profesionales realizar, siendo un motivo más que suficiente para rendirles homenaje a los galenos venezolanos que actualmente están dando la vida para luchar contra el feroz Covid-19. Y qué mejor forma de hacerlo que recordar un poco sobre la historia del primer médico que se convirtió en presidente, José MaríaVargas.

Entre 1802 y 1806 estudió en la Universidad Real y Pontificia de Caracas, donde obtiene el título de licenciado y doctor en Medicina. Se traslada a Edimburgo en 1813 para mejorar sus estudios quirúrgicos, lo que le permitió desempeñarse luego como profesor de Anatomía en la Universidad de Caracas.

Posteriormente, en 1827, crea la Sociedad Médica de Caracas, organismo pionero en las reuniones científicas. Para esas fechas el país era una zona retrograda carente de universalidad y tecnicismos, de modo que Vargas fue el primero en poner la piedra para un mundo distinto a las armas.

“Estoy bien convencido de que carezco, además de la capacidad necesaria para dirigir con acierto tan difícil encargo, de aquel poder moral que dan el prestigio de las grandes acciones, y las relaciones adquiridas en la guerra de Independencia; poder que, en mi opinión, es un resorte poderoso en las actuales circunstancias de Venezuela para robustecer la enervada fuerza de la ley; y conjurar con eficacia las tempestades que pueden amenazarla, o hacer desaparecer, rápida y vigorosamente, los males que la aquejen”, dijo el distinguido galeno para entonces, a continuación aceptaría la presión social y aceptaría la candidatura. 


Para la fecha previamente mencionada, también estableció la cátedra de cirugía. Paralelo a su profesión fue rector de la Universidad Central de Venezuela (UCV) asumiendo entre el 9 de febrero de 1835 y el 24 de abril de 1836 la presidencia del país.

Asimismo, modernizó los estudios médicos con metodologías de investigación, enseña anatomía con disección de cadáveres y enseñó la utilización del fórceps y del microscopio.

Vargas fue el gran reformador de la Universidad, de una Universidad para el desarrollo y la independencia. Renovó materias, contenidos, metodologías. Creó nuevas cátedras, como la de química y de botánica. Instituyó los estudios de las matemáticas, imposo las prácticas experimentales, los estudios de lenguas extranjeras y organiza las bibliotecas.

Durante su rectorado la administración universitaria fue solvente e impecable. Inició vínculos con otras universidades, fomentando la concepción del pensamiento universal del alma mater, abierto a las corrientes intelectuales y científicas de su tiempo. Abrió la máxima casa de estudios para que ingresen y se gradúen en ella personas de cualquier raza, color, creencia u origen.

Sin embargo, el país civilista de primera, soñado por el sabio, no duraría mucho tiempo, debido a que Pedro Carujo, lo rodeó en su casa y trató de convencerlo de la inminente victoria de un alzamiento militar y de la inútil actitud de no renunciar ante el Congreso que lo designó, gritándole la disparatada frase: “Doctor Vargas, el mundo es de los valientes”.


Dicen que la historia suele repetirse con continuidad, y en plena pandemia de coronavirus el venezolano ve con asombro cómo diariamente mueren médicos ante los ojos inconmovibles de un gobiernomilitarista, lo que conlleva a preguntarse: ¿Venezuela necesitará otro José María Vargas?


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