Carlos Enrique: ¿Pueden los médicos venezolanos ser héroes?

 


Por lo general, es normal leer en cualquier diccionario que el término “héroe” sea acuñado para una persona que en un momento realice una hazaña extraordinaria como salvar a un niño de ser arroyado por un automóvil o rescatar a un abuelo de una casa en llamas, actos que por cierto ocurren de manera aislada, siendo esto una introducción perfecta para vincular la expresión con los valerosos doctores venezolanos

Si el héroe llega a sobrevivir a su hazaña, suele recibir un reconocimiento público y quizá, una compensación por el acto realizado que puso en riesgo su propia vida, estos suelen ser inmortales, por tanto, pueden repetir sus actos heróicos cuantas veces quieran; y difícilmente tendrán necesidad de compensaciones materiales. Esto permite preguntarse si la actual pandemia que enfrenta a unos hombres y mujeres con un enemigo biológico mortífero no es razón suficiente para que los portadores de batas blancas sean héroes en muchos países.

La respuesta a la interrogante anterior es clara, y es sí, porque muchos van a la batalla sin saber los que les espera, no cuentan con seguro de vida ni becas de por vida para sus hijos, en caso de caer o reportar baja por defunción en acción, factores que son inexistentes en la Venezuela de hoy.


Los doctores venezolanos no podrán tener poderes mágicos para dar vida, pero estos son los únicos que durante el embarazo, protegen, no solo a la madre, sino también al embrión o al feto, al señalarle a la embarazada los cuidados que debe tener para no causarle lesiones a este, explicándole la dieta, los ejercicios, chequeándola periódicamente durante nueve meses.

Una vez que el proceso anterior termina, son los líderes de batas blancas quienes resguardan la salud de los niños, siendo esto fundamental en el proceso de su sano desarrollo.

Asimismo, los galenos criollos no podrán poseer visión de rayos X en sus ojos como Superman, pero estos a través de implementos detectan tempranamente enfermedades en sus pacientes, con el fin de curarlos, haciendo uso de ultrasonidos, endoscopias, mamografías, biopsias, o incluso, descubrir enfermedades genéticas y ayudarlos si es posible a sus familias.


La labor del especialista de la salud es tal, que si el paciente fallece, los patólogos (quienes en sus primeros años deben estudiar primero medicina para luego cursar el área forense)  tratan de ver la causa de muerte, por si hay factores de riesgo para sus allegados, o por problemas legales.

Pero la razón por la que algunos médicos pudieran ser considerados héroes, es justamente porque trabajan en el anonimato, la mayoría de los pacientes que sobreviven desconocen el nombre de los que le salvaron la vida y es raro que un profesional de estos presuma o se presente ante el paciente o familiares para jactarse de lo que hizo.

No se debe olvidar que la medicina es la profesión a la cual, los seres humanos, en calidad de pacientes, acuden con más confianza o fe. Cuentan todos sus problemas, hasta los más íntimos, y se someten a todo tipo de exámenes y tratamientos, incluso con riesgo para su vida, previa explicación de la necesidad de ello, y con consentimiento informado, haciendo de la misma una noble labor como la de José María Vargas o Arnaldo Gabaldón.




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